Evento: O acibeche no mundo antigo. Unha aproximación dende o Castro de Viladonga.

Esta exposición es la materialización de uno de las grandes responsabilidades de una institución museística, ya que es fruto de un trabajo de investigación llevado a cabo desde el Museo del Castro de Viladonga. El grueso de los trabajos arrancan en el 2021, y desde los primeros estudios bibliográficos y de catalogación se quiso poner en valor la pequeña, pero importante, colección de azabaches recuperados durante los más de cincuenta años de excavaciones en el Castro.

Fruto de estos tres años de investigación fue también un riguroso artículo publicado en el año 2022 en la revista del museo Croa, por Álvaro Pérez Rozas, donde se exponen las características principales de los fondos depositados en este museo, acercando paralelos y exponiendo las relaciones existentes entre las variadas producciones en azabache realizadas en diversas partes del Imperio Romano. Aunque gran parte de las aportaciones publicadas en este artículo son aprovechadas, de forma muy resumida, para la elaboración de esta exposición, la investigación no se detuvo, y se pudieron incorporar también los primeros análisis que muestran la composición química del azabache recuperado en el Castro, lo que permitió, su vez, confirmar su origen.

El interés principal de esta exposición se basa en la aportación que supone la puesta en valor del trabajo artesanal del azabache en la antigüedad. Aunque los trabajos en azabache son de sobra valorados y reconocidos en época medieval y moderna, las producciones anteriores al establecimiento del culto xacobeo no suelen ser fruto de estudio. Esta muestra da a conocer, no solo las elaboradas sortijas o doas del Castro de Viladonga, sino que también se introducen otro tipo de producciones de esa época.

Otro punto de interés a destacar de esta exposición es la presentación de los resultados obtenidos con las imágenes y análisis del microscopio electrónico de barrido. Las imágenes permiten afirmar el origen astur del azabache, y contribuye a reafirmar la idea de la existencia de un taller en el propio Castro de Viladonga.