Nova: Sarabela Teatro estrena 'La cenicienta que no quería comer perdices' con el apoyo de la Xunta a la creación escénica

Ourense, 10 de septiembre de 2024

Sarabela Teatro estrena con el apoyo de la Xunta el próximo 19 de septiembre en el Teatro Principal de Ourense su nuevo espectáculo, La cenicienta que no quería comer perdices, con el que la compañía adapta el texto publicado por la narradora Nunila López Salamero junto a la artista plástica Myriam Cameros Sierra. El Gobierno gallego contribuyó a su producción a través de la convocatoria anual de subvenciones para creación escénica de 2024 y cofinancia adicionalmente la función inaugural en el marco de la Red Gallega de Teatros y Auditorios, con un pase previo para escolares el miércoles 18 de septiembre.

Así lo explicó el director de la Axencia Galega das Industrias Culturais, Jacobo Sutil, quien  acompañó el equipo artístico en la presentación a los medios de este nuevo proyecto en el escenario ourensano. Sutil recordó que el nuevo montaje de Sarabela es, además, una de los nueve estrenos teatrales subvencionadas por la Xunta de Galicia en el inicio de la nueva temporada en los escenarios gallegos al amparo de la línea de ayudas a la producción de espectáculos, con la que el Gobierno gallego distribuye cerca de 800.000 euros entre 27 compañías. 

La cita se enmarca en el circuito de exhibición de espectáculos cofinanciado entre la Consellería de Cultura, Lingua e Xuventude y 42 entidades locales asociadas, que acercará un total de 552 actuaciones a 42 ayuntamientos gallegos en estos últimos meses del año, cifras que, según el responsable de Industrias Culturales, sitúan esta cartelera "como referente en la programación cultural en Galicia".

Desmontando el mito del amor romántico 

En su intervención, también se refirió a Sarabela como una de las más destacadas compañías del panorama teatral gallego "por la calidad de sus proyectos, pero también por la variedad de formatos y registros que asume en un repertorio que no hace más que crecer y llegar a más gente".

Sutil calificó La cenicienta que no quería comer perdices como una de las citas importantes de la nueva temporada teatral, "por abordar temas sociales que nos interpelan como sociedad desde el humor y con un montaje elaborado y estimulante". Celebró la elección de esta historia en la que se cuestionan los cuentos tradicionales, la visión idealizada del amor romántico y la división de roles por sexo, y felicitó a Sarabela porque uno de sus objetivos sea "acercar esta propuesta a los centros de enseñanza, para promover la igualdad de género entre la juventud y prevenir conductas de violencia machista, fomentando las relaciones afectivas sanas y responsables". En este sentido, valoró de manera positiva la contribución de la pieza a la creación de nuevos públicos a través de un lenguaje fresco y satírico que pretende enganchar con el público adolescente.

En escena una versión moderna de un cuento clásico

El espectáculo ponen en escena el cuento escrito por Nunila López Salamero junto con la artista plástica Myriam Cameros Sierra la petición de un grupo de mujeres víctimas de maltrato. Publicado por la editorial Planeta en 2009 con prólogo de Maruja Torres, recibió el Premio Racimo ese mismo año.

La cenicienta que no quería comer perdices es un cuento moderno que revisa con humor el papel que jugaron en la historia los relatos de hadas en los que se acaba por promover el rol de las niñas como entes pasivos que se limitan a esperar a que les pidan a mano. Así, el texto presenta una joven perdida que poco a poco irá desmontando las historias de princesas liberadas por príncipes azules que, en muchos casos, salen ranas.

En esta pieza, Fernando Dacosta, Sabela Gago y Elena Seijo actúan sobre las tablas bajo la dirección de Fina Calleja, responsable de la dramaturgia junto a Nate Borrajo. Sarabela firma cómo colectivo el diseño de vestuario y para lo de la escenografía cuenta con el equipo de Amenosde7metros y las imágenes y soportes audiovisuales creados por Iris Blanco. Se completa con Renata Codda Fons en la creación del espacio sonoro, Baltasar Patiño en el diseño de iluminación, y Rut Balbís en la coreografía.