Nova: Las intervenciones impulsadas por la Xunta en colaboración con la USC en las cavidades de Cueva Eirós constatan nuevos períodos de ocupación nunca antes registrados
10/03/2022
Las intervenciones impulsadas por la Xunta en colaboración con la USC en las cavidades de Cueva Eirós constatan nuevos períodos de ocupación nunca antes registrados
Las 50 monedas romanas halladas en la Cueva de las Cabras permiten documentar que la cavidad ya estaba ocupada en la segunda mitad del siglo IV d.C.
Santiago de Compostela, 10 de marzo del 2022.- Las excavaciones impulsadas por la Xunta de Galicia en colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela este verano en la Cueva Eirós, en el ayuntamiento lucense de Triacastela, permiten ampliar los períodos de ocupación humana de las cavidades. Así, las 50 monedas romanas encontradas en la Cueva de las Cabras permiten documentar un nivel de ocupación, de la segunda mitad del siglo IV d.C., no registrado hasta la fecha, ni en Cueva Eirós, ni en otros yacimientos del entorno.
En esta campaña de 2021, la intervención se realizó en dos espacios diferentes: la Cueva Eirós, con la continuación de la excavaciones de los niveles del Paleolítico medio; y la apertura de nuevas catas en la Cueva de las Cabras, una cavidad vecina a Eirós. Los trabajos fueron ejecutados por miembros del grupo de Estudios para la Prehistoria del Noroeste, Arqueología, Antigüedad y Territorio de la USC, del Institut Català de Paleocologia Humana i Evolució Social de Tarragona y de la Universitat Rovira i Virgili, al amparo de un convenio con la Consellería de Cultura, Educación y Universidad.
Las excavaciones en Cueva Eirós del nivel del Paleolítico medio (Nivel 4) ayudan a ahondar en el conocimiento sobre los neandertales que habitaron las Sierras Orientales hace más de 45.000 años. Estos grupos utilizaron esta cueva como campamento durante temporadas relativamente largas; por eso, es el nivel donde se encuentra una mayor cantidad y densidad de restos arqueológicos como es el caso de lascas, raspaderas y los restos de su manufactura, empleando el cuarzo y la cuarcita, y usados para procesar los animales cazados, sus pieles y en la fabricación de herramientas en madera.
Estos grupos de neandertales cazaban ciervos, rebezos y caballos en los valles y bosques próximos que luego, una vez desguazados, llevaban a la cavidad. Algunos de estos restos óseos conservan las marcas de corte hechas con las herramientas líticas usadas para su descarnado. Los restos óseos muestran que Cueva Eirós también fue ocupada alternativamente por carnívoros que usaban la cavidad como cubil o osera. Este tipo de ocupaciones tuvieron lugar en un momento de progresivo enfriamiento y donde los osos de las cavernas, rinocerontes laúdos, rebezos, corzos, ciervos y jabalís eran suficientes en los bosques y valles próximos.
En paralelo, se realizaron trabajos de fotogrametría para hacer levantamientos en 3D de los paneles que contienen arte del interior de Cueva Eirós y un estudio etnológico de los grafittis del interior de la cavidad para comprender la consideración patrimonial de los vecinos de Cancelo sobre Cueva Eirós.
Cueva de las Cabras
La intervención en la vecina cavidad de Cueva de las Cabras acercó nuevos datos sobre el uso de las cavernas de Cancelo durante las épocas históricas. En la entrada se excavó una pequeña cata de 2m2, donde se recuperaron numerosos restos de ovicápridos y fragmentos cerámicos de época medieval. Las evidencias arqueológicas indican un uso agropastoril de esta pequeña cueva durante la Edad Media, complementario al documentado en Cueva Eirós. La cueva fue empleada como lugar de resguardo de ovejas y cabras durante los siglos XII-XIII d.C. Este uso de la cavidad, tal y como su nombre indica, fue continuado por los vecinos de Cancelo hasta hace pocas décadas.
Sin embargo, el hallazgo más salientable fue realizado en el extremo más interior de la cavidad, a unos 20 metros de la entrada. En la cata planeada en el fondo de la cavidad “se recuperó un tesoro formado por unas 50 monedas romanas que permiten documentar un nivel de ocupación, de la segunda mitad del siglo IV d.C., hasta la fecha, no inscrito ni en Cueva Eirós ni en otros yacimientos del entorno”, señalan desde el equipo investigador. El estudio numismático hecho por Santiago Ferrer Sierra permitió identificar varias de ellas cómo follis de bronce pertenecientes a Constancio II (341-346 d. C.) y a Valentiniano o Valiente (367-375 d. C.). Su hallazgo en el fondo de la Cueva de las Cabras, un lugar de difícil acceso, indica la clara intencionalidad de su escondite.
A diferencia de otros contextos, las monedas no aparecieron en cerámicas o ánforas, sino concentradas en la superficie de la cavidad. Eso indica que muy probablemente esas monedas estaban guardadas en una bolsa atada, bien de tela o de cuero, al no encontrarse, por el de ahora, fíbulas para su cierre. Este tipo de tesoros no es ajeno a otros contextos cantábricos en cueva, y son relativamente frecuentes en castros (Valencia del Sil, Viladonga) y yacimientos tardorromanos de la Gallaecia, destacando el ambiente de inestabilidad política y social que define el imperio romano durante el siglo IV. Actualmente se encuentran en fase de restauración en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Galicia para posibilitar el posterior estudio de la colección completa.